sábado, 9 de febrero de 2013

¿QUÉ ES PARA MI CORRER Y QUÉ ME OFRECE?



Correr, desplazarse con tus piernas rápidamente, sintiendo cómo las distancias se hacen cortas, sintiendo el tedio del tiempo que yo lo vinculo a la intensidad y eternidad del instante, sintiendo como tu corazón, tus pulmones y tus piernas son coordinadas por tu cabeza que arrastra a tu cuerpo a diferentes velocidades y cambios de ritmo, consiguiendo en muchas ocasiones, superar tus límites, me aporta una gran felicidad. Y no sólo por la parte física, no sólo porque pueda vencer la gravedad y me entusiasme con la celeridad y presteza de mi cuerpo por senderos, caminos, carreteras, valles, montañas o cerros, sino, porque las carreras de fondo me ofrecen una perspectiva psicológica sobre mi mismo. Son estos instantes de concentración en el objetivo a cumplir en los que emerge una mirada introspectiva y, a mi juicio, muy terapéutica porque trae consigo el deseo de profundizar sobre uno mismo; de conocerse; de hallar sus límites; de enfrentarse con nuestros monstruos o reivindicar nuestras motivaciones y deseos. Una mirada que intenta encontrar las razones o los porqués que yacen debajo de esa dificultad, de nuestro límite, con el fin de que ese elemento negativo, esa barrera que en la mayoría de las ocasiones es autoimpuesta, sea sometida y por lo tanto superada. El running o el deporte que te exige cierto fondo, cierta intensidad y apela a tu resistencia física y mental, en general, te permite conocerte mejor a ti mismo y por lo tanto, trabajar mejor las situaciones de conflicto al medir a menudo tus límites. Pero por lo general, correr me propone una sonrisa, una emoción que recorre todo mi cuerpo y cruza mi cara dibujando una gran mueca de alegría. Un júbilo que identifico con un sentimiento de libertad y placer; de goce y de disfrute; de vitalidad y fortaleza. Por tanto, correr, moverme rápidamente con mis piernas, me mueve por dentro y me provoca una emoción tan fuerte e intensa que por ahora no he sido capaz de compararla con ninguna otra. Una acción que me ayuda a comunicarme mejor con mi cuerpo y con lo que me rodea, a sentirme bien y relajado, rebelándome contra el estrés y la erosión de las sociedades actuales.  

¡Larga vida al running!

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